domingo, 7 de noviembre de 2010

CAPÍTULO 5: LAS HABILIDADES DE RACZO

Les puse audio en las escenas de pelea, si gustan las activan.

CAPÍTULO 5: LAS HABILIDADES DE RACZO

Después de un rápido análisis de la situación me decidí por una armadura netamente defensiva, ya que ese imperiano no parecía ser muy amistoso que digamos  y tenía que proteger la integridad de mi hermoso cuerpo. 

Raczo: un favor Apu (insisto en que no es el Apu de los Simpson, no quiero tener problemas con el copyright)  , quiero la mejor armadura defensiva que tenga.
Apu: ¡por supuesto! Creo……. que…… uhmm…. que esa de allá le quedará perfecta. 

Al írmela poniendo, empecé a recordar viejos momentos de mi vida, los cuales ya me había decidido a olvidar, sin embargo las circunstancias me estaban obligando a revivir algo en mi que no quería que resurgiera. Al terminar de ponerme la armadura, vi la cara de sorpresa de Apu.

Apu: señor, parece que las armaduras fueran parte de usted, le queda perfectamente, además déjeme decirle que tiene una contextura muscular digna de un guerrero. Dígame, usted es un guerrero? De donde viene?

A lo que Razco no respondió, se quedo callado, estaba pensando en lo que iba a hacer, y salió de la herrería sin decir ni una palabra. Estando afuera, tanto Cecilia como los soldados que lo escoltaban se sorprendieron al verlo con esos atuendos.  
Se dirigió a la plaza de torneos en donde al parecer todo el pueblo se había reunido para ver esta pelea. Se podía distinguir a Néstor en medio de todos sus soldados, el viejo Baltasar también estaba presente, incluso los tres comerciantes con los que se encontró en el desierto también estaban.
Se dirigió al centro de la plaza de torneos, rodeado de todos, salió Néstor:

Néstor: Vaya, veo que te queda muy bien el trajecito, y aun así niegas ser un guerrero? Pues bien, ahora lo demostrarás. Hizo su aparición el imperiano, seguido por una bulliciosa ovación por parte de los soldados.


Raczo miró al cielo, clavó la espada en la tierra, se quitó el casco y miró fijamente a Néstor, ignorando por completo al imperiano, a lo que Néstor respondió haciéndole una seña al imperiano, quien se puso en posición de ataque, Raczo seguía sin moverse, tal vez esperando que el centurión cambie de opinión y decida cancelar el encuentro, cosa que nunca ocurrió.
Néstor dio la orden de inicio de la pelea, y el imperiano empezó con su primera arremetida, y con la espada en alto corrió hacia donde Raczo. La espada se dirigía directamente hacia su cuello, a lo que se cubrió con el enorme escudo, con la fuerza del impacto cayó al suelo soltando el escudo de sus manos, quedando completamente desprotegido ya que había dejado su espada y su casco también. Rápidamente se puso de pie y tuvo que esquivar un ataque en dirección a su estómago, ahí fue donde aprovechó y empujó a su oponente con las manos, con ayuda del impulso que este tenía, y lo derribó haciéndolo caer al suelo, a lo el público respondió con múltiples aplausos, el único que se veía tranquilo era Néstor, quién analizaba milimétricamente la situación. Raczo recogió su escudo, su espada y se colocó su casco, el público se emocinó aun más, pues al parecer la verdadera pelea estaba por empezar. El imperiano sonrió y nuevamente atacó a raczo con la espada a lo que razco respondió de igual manera, ambas espadas chocaron, sin embargo el que llevó la peor parte fue raczo porque se vió como se estremeció todo su cuerpo, y al parecer le había lastimado el brazo pues hizo un gesto de dolor que todos pudieron notar. Una vez más, arremetieron contra el pobre raczo, y volvieron a chocar las espadas; esta vez, el poder del imperiano fue notorio pues no solo le hizo caer la espada sino que razco emitió un fuerte quejido de dolor, habían chocado fuertemente, su brazo derecho empezaba a sangrar debido a un corte que le hizo, solo le quedaba el escudo, pues la espada había quedado muy lejos de su alcance y aun teniéndola no hubiera podido usarla con ese brazo tan lastimado. Su oponente una vez más venía dispuesto a maltratarlo, así que se cubrió con su escudo, con cada golpe de la espada podía verse como temblaba el cuerpo de raczo, y hasta parecía que en cualquier momento caería al suelo, en donde si llegaría su final. El imperiano volvió a sonreír, guardó su espada, tiró su pequeño escudo, y con las manos le quitó el pesado escudo que tenía raczo, esta vez se estaba preparando para jugar con su presa, de alguna manera todos se dieron cuenta que todo estaba perdido, la pelea ahora sería cuerpo a cuerpo, sin espadas y sin escudos.
El publico enmudeció ante lo que sería una muerte segura del desdichado que días atrás se había aventurado a cruzar las murallas de esta sacrosanta aldea. 
Raczo apenas se podía mantener en pié y su rival le propinó un contundente golpe con los puños a un lado de la cabeza, haciendo caer su casco, todos vieron así como le sangraba el rostro. Cayó de rodillas al suelo y por último el imperiano lo pateó con todas sus fuerzas en el cuerpo, y ante eso emitió un terrible quejido que hizo llorar muchos de los presentes, después de eso, cayó al suelo, para ya no volver a levantarse más.
El imperiano fue en busca de su espada para darle el golpe final que acabaría con la vida de raczo, levantó la espada, se disponía a darle el puntillazo final en la garganta, cuando:



Nestor: ¡Alto! Tal parece ser que decías la verdad, esta no ha sido una pelea, ha sido una masacre, ahora te creo. Soldados! Sáquenlo de la arena, y señores el show se ha terminado, ya pueden irse todos a sus labores.

Los soldados se llevaron a rastras al maltrecho Raczo, Cecilia los interceptó y entre llantos les pidió que la dejen llevárselo para que lo cure, los soldados accedieron, ante el gesto de aprobación del centurión. Y Cecilia se lo llevó con la ayuda del viejo Baltazar.
Al llegar a la casa de cessy, con el aún consciente Raczo, lo llevaron adentro y lo tendieron en una cama.
Baltasar: si que te dieron duro eh?
Raczo: Viejo loco, ahora ya sé porqué te reías ese día que hablamos.
Baltazar: jajaja... no es que lo supiera, es que conozco muy bien al centurión. Muchacho, los años no pasan en vano.
Raczo: bueno.
Baltazar: Cecilia está muy preocupada por ti, se ha ido a traer algunas cosas para curarte esas heridas, se ve que se a encariñado mucho contigo, no sé porqué, pero, en fin, no es mi asunto. Ahí te dejo para que te recuperes, espero verte mañana, aunque dudo que puedas caminar para mañana, entonces mejor vendré a visitarte. Adiós.

Y raczo, se quedó dormido como una piedra hasta el día siguiente. Cuando despertó, tenía vendajes y parches por casi todo el cuerpo incluso en zonas en donde no había recibido golpe alguno, y estaba casi desnudo.

Esta chica creo que se ha aprovechado de mi nobleza y me ha violado,  jajaja… (No, mentira, jajaja…) entonces Cecilia entró al cuarto con el desayuno en sus manos.

Cecilia: Toma, esto te hará bien, con esto te recuperarás pronto.
Raczo: oh, gracias.
Cecilia: hoy no voy a ir al molino, así que me quedaré contigo todo el día para cuidarte.
Raczo: no deberías tomarte tantas molestias, ya estoy un poco mejor.
Cecilia: no, ya está decidido, me quedo y me recontraquedo.
Raczo: ok, ok, bueno pero no te esponjes.

Luego del desayuno, Raczo estaba un poco aburrido, pues no tenía nada que hacer, y Cecilia estaba en la sala limpiando y arreglando, así que decidió acompañarla.

Cecilia: ¡oye! ¿Y tú qué haces de pie?, déjame ayudarte
Y lo ayudo a sentarse en la sala, para que le haga compañía. Y se pusieron a conversar mientras Cecilia realizaba sus quehaceres, y raczo vio algo que parecía ser galletas en un frasco, que estaba en un estante en lo alto de la cocina.



Raczo: ¿qué es eso? (Señalando con sus dedos aquel frasco)
Cecilia: ahh, esas son unas ricas y deliciosas escuby-galletas, ¿quieres que te dé unas?
Raczo: claro que Yes!
Cecilia: está un poco alto, pero déjame buscar una silla o algo en que subirme y tendrás tus escuby-galletas. (y encontró una banca que estaba muy viejita)
Raczo: ¡oye! no te irás a subir en eso, verdad?
Cecilia: No te preocupes, es de buena madera, de seguro aguanta el peso.

Y se subió para darle alcance a las dichosas escuby-galletas, ante la atenta mirada de raczo, quien no sabía si admirar la hermosa figura de Cecilia o preocuparse porque esa banca se vaya a romper, de pronto: crack!!! Sucedió lo que el esperaba, la bendita banca se rompió y vio, casi en cámara lenta, como caía el cuerpo de Cecilia y se olvido que supuestamente estaba herido y, saltó y atrapó a Cecilia en el aire y la cogió en sus brazos, se miraron fijamente a los ojos por unos segundos, pero ella se había dado cuenta de algo.

Cecilia: ¿Qué pasó con tus heridas? ¿Cómo es posible que hayas hecho eso?, si a las justas podías mantenerte en pie.
Raczo: ehmm… pues….yo…ehmm… (se oyeron gritos)
Cecilia: ¿Que pasa afuera? (ambos se asomaron por las ventanas)
Tal fue el asombro de ambos al ver lo que sucedía afuera, había soldados germanos por todos lados, se veía como los legionarios y pretorianos de la aldea se defendían como podían ante el ataque sorpresivo de los germanos.

Raczo: ¿cómo pudo pasar esto? ¿Cómo entraron sin que nadie se diera cuenta?
Cecilia: ¿y ahora que haremos?

No se dieron cuenta que, tres luchadores de hacha habían entrado a la casa, cuando Cecilia se dio cuenta, pegó un fuerte grito y cerró los ojos, para cuando los abrió, los tres soldados estaban muertos en el piso, y vio a raczo parado con una espada ensangrentada en sus manos, era la espada que le habían dado para que peleara en la plaza de torneos. Raczo se había quedado inmóvil mirando a la nada.

Raczo: Pensé que nunca más volvería a usar una espada, y tener que matar con ella.
Cecilia: ¿Cómo es posible esto? ¿Quién eres? (se volvieron escuchar gritos afuera)
Raczo: ya no puedo ocultarlo más, tengo que ayudar a los demás, no vayas a salir por nada.
Cecilia: ¡Ten cuidado!
Raczo: No te preocupes, son esos germanos los que deberán preocuparse desde ahora.

Cogió el escudo con su mano izquierda, como si no pesara nada, y salió corriendo.



Audio de pelea


Cecilia veía asombrada como razco acababa rápidamente con los enemigos, a todos los liquidaba con un solo golpe fulminante de su espada, los golpes eran precisos y milimétricos, y se movía con gran agilidad y elegancia en la batalla, cada luchador de porra que se cruzaba en su camino era víctima de los mortales movimientos de Raczo, todos estaban peleando, por defender la aldea, incluso los aldeanos aportaban a la defensa, llegó a ver como el viejo baltazar se las arreglaba para derribar a unas porras ayudado por esos tres comerciantes que había conocido al inicio de esta historia, hasta la hermosa Cecilia se había animado a pelear, ésta con su pala en mano y una olla que le cubría la cabeza a manera de casco. Y él seguía acabando con los germanos, hasta que se cruzó en batalla con el centurión Néstor, quien se sorprendió al verlo batallar de manera magistral, como nunca antes lo había visto. Se limitó a mirarlo y sonreír, como quien diciendo: “me engañaste, pero lo sabía”. Vió que había un paladín que estaba acabando con muchos pretorianos, se veía muy fuerte, asi que cogió una lanza que había quedado por ahí, y se la lanzó al paladín, quien vio venir la lanza, pero no tuvo tiempo de reacción, y terminó cayendo de su caballo con la lanza atravesada por la garganta (es necesario que diga que se murió, mmm… no creo). 
Al parecer ya quedaban pocos enemigos, los cuales estaban siendo eliminados con facilidad, ya que de alguna manera raczo les había levantado la moral a todos con su inédita forma de pelear, aun quedaban muchos paladines más, que poco a poco fueron exterminados por las maravillosas habilidades de este guerrero. Ahora solo quedaban 2 paladines que estaban huyendo, pero raczo no pensaba hacer nada al respecto, hasta que Néstor le grito desde lo lejos: ¡no pueden escapar!
!!! darán aviso a sus amigos!!! Al oir esto, raczo cogió nuevamente una lanza y la lanzo con una fuerza y velocidad impresionante que terminó perforando los cuerpos de los paladines con la misma lanza. Era el final, todo había terminado.

Los soldados estaban eufóricos, todos gritaban y se felicitaban y coreaban el nombre de Raczo. En medio de tantos cadáveres de germanos, Néstor se le acercó y le dijo:

Néstor: Me imagino que ahora si hablaremos sobre ti y esta vez me dirás la verdad de tu origen y los propósitos que tienes en esta aldea.
Raczo: si claro, pero no hablare con usted solamente.
Néstor: a qué te refieres?
Raczo: conversaremos en la casa de Cecilia, ella también tiene derecho a saber, y no pienso contar la historia 2 veces.
Néstor: Claro, no hay problema.
Raczo: bien, vamos a su casa entonces.
Néstor: vamos.

De camino a la casa de Cecilia Racso estaba pensando, en si contarles TODA la historia con lujo de detalles, o si contarles la verdad, pero manteniendo algunos sucesos en secreto.

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